Agosto, mes de la aceptación.

AGOSTO: MES DE LA ACEPTACIÓN

El verbo aceptar es de origen latino en «acceptāre«, de donde surgirán también vocablos como «acceptatio», que significa aceptación. El significado es el de «aprobar», por una parte, y «recibir», por otra.

La aceptación como valor personal nos hace ver la realidad palpable qué implica el estar en el aquí y el ahora y el hecho infalible de que por muy poco que nos guste esa realidad es lo que hay.  Muchos podrían llegar a confundir la aceptación con la  conformidad y dejamos de ver que todo lo que llega a nuestras vidas tiene un cometido positivo en nuestra evolución.

Cuando aceptamos cada fragmento, cada episodio de nuestra vida damos un paso gigantesco a la transición de nuestro propio ser a la transformación de nuestras alma y entonces llaga la paz como suave brisa.

La aceptación nos brinda la capacidad no solo de  percibirnos a nosotros mismos como los seres maravillosos que somos; sino que nos brinda la capacidad de poder aceptar a los demás tal cual son y entonces nos abrazan infinidad de valores como la humildad, el respeto, la honestidad, la responsabilidad etc.

Cuando vivimos en la negación hacia el paso de la aceptación, nuestra vida e incluso nosotros mismos podríamos llegar a cierto bloqueo o paralización ante el hecho que implica la frustración de no poder avanzar en el camino de la vida y podríamos incluso cegarnos ante la diversidad de  caminos que se presentan frente a nosotros y caer en un profundo abismo. La aceptación nos ha de situar en la realidad, asimilando la misma para mejorar la vida y dar solución a lo que nos acontezca.

Para comenzar a trabajar la aceptación, debemos preguntarnos realmente porque estamos aquí, para tener una vida a nuestra medida o para trascender como seres humanos. Y será justo cuando tengamos claro que estamos aquí para  evolucionar y trascender, que basaremos esa aceptación de la realidad en el aprendizaje que nos puede aportar. Como cuando aceptamos a una persona tal cual es y entonces percibimos que ese hecho nos permite admitir el aprendizaje que dejara en nuestras vidas.

El amor nos lleva a la aceptación, primero de nosotros mismos y en efecto de los demás y de las circunstancias y de nuestras vidas como una reacción en cadena.

AMEMOS.

Lic. Psic. María Esther González Alvarado.

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