NOVIEMBRE
MES DE LA OBEDIENCIA
La obediencia de acuerdo a la definición del Diccionario de la Real Academia Española, es el acto de cumplir la voluntad del que manda; precepto del superior especialmente en las ordenes regulares.
La obediencia es un acto y también una virtud que surge en base a la autorregulación que adquiere un individuo a través de la socialización que inicia en su primera infancia con sus figuras parentales. Desde que nace el primer contacto con sus padres es un parte aguas para su existencia misma, la forma en la que sus progenitores marquen los estándares que desean que su hijo cubra a nivel social, le facilitarán o le dificultarán el hecho de introyectar el ideal anhelado por ellos.
Cuando un ser nace, los primeros 3 meses son de transición, en que la fisiología y la conducta del mismo pasa de la regulación intrauterina a la extrauterina y son sus padres quienes le facilitarán el adaptarse a su nuevo entorno. Un bebé adquiere sus primeros índices de seguridad desde que mamá le brinda cobijo en sus brazos a la hora de alimentarle, mirarle a los ojos y hablarle. Ese primer contacto que genera un vínculo entre ambos le brinda la certeza de que todo está bien. Posterior a ello las necesidades del lactante incrementan y la forma en la que sus padres cubran y condicionen ciertos comportamientos, será lo que facilitará que a nivel socio-moral ellos comprendan e introyecten hábitos, motivos, valores y habilidades que les convertirán en miembros responsables y con sentido de pertenencia, en primer lugar hacia su hogar (tomando en cuenta que es el primer entorno social de todo individuo), y de ahí en gradiente hacia el resto de la sociedad.
Boris Cyrulnik (2002), menciona en su libro titulado “LOS PATITOS FEOS”: “Hacer que nazca un niño no basta, también hay que traerlo al mundo”, frase que deja entrever la importancia latente de ayudar a un niño desde su nacimiento a entender el mundo e interiorizar a través de la cultura misma de cada uno de sus padres lo que la sociedad espera de él.
Muchos padres de familia suelen preguntar¿Cómo hago para que mi hijo obedezca? Y a su vez, yo suelo preguntar ¿Qué pautas le ha marcado a su hijo para que él introyecte la idea del deber de hacer?
En mi experiencia como psicoterapeuta he conocido diversos estilos de crianza, en los que el estilo de vida actual en muchos hogares, representa la ausencia de las figuras parentales, misma que dificulta la socialización entre padres e hijos y en la que los niños en su afán por ser vistos llegan a presentar diferentes tipos de comportamientos que terminaran siendo una limitante a la hora de querer establecer límites y reglas en casa, es entonces cuando el solicitar el seguimiento de una indicación y obedecer se convierten en todo un reto y al desconocer los padres de estos niños la vertiente que los llevo a ese punto, terminan transgrediendo el mundo interno de sus hijos.
En el Tren del Saber, nos ocupa el hecho de brindar a los padres de familia de nuestra comunidad escolar y a todo aquel que llegue a los textos de este blog, herramientas útiles y bastas a la hora de buscar introyectar en la esencia misma de sus hijos esa gama de valores morales y universales existentes y que a lo largo de su vida y formación les serán de utilidad como seres sociales.
En esta ocasión le presentamos algunas pautas para hacer que un niño obedezca:
*Se necesitan órdenes o bien indicaciones claras y precisas.
*El niño necesita saber de la existencia de reglas tanto en la casa como en la escuela.
-Procure establecer normas de convivencia en casa.
*Ejercer autoridad y no autoritarismo, ya que el segundo transgrede los derechos del niño.
-Evite amenazar, intimidar, castigar o humillar.
*Para fomentar la obediencia desde la primera infancia, es importante tener en cuenta la congruencia con la que se manejan las reglas en casa, es decir, que lo que usted diga coincida totalmente con lo que haga.
-Recuerde que en todo momento usted es el ejemplo viviente de lo que predica.
*Las consecuencias reales son importantes, hay que cumplir lo que se promete ya sea bueno o malo, procurando en todo momento explicarle al niño(a) la causa de su consecuencia.
*El tiempo de calidad siempre será de suma importancia para los niños(as) y es además el momento idóneo de fortalecer lazos entre padres e hijos.
Y recuerde como siempre que con amor todo es posible.
Lic. Psic. María Esther González Alvarado.